Exportación del sector privado en Cuba, la ruta de lo posible

Luego de dos años de gestiones para colocar sus productos en el mercado internacional, Lázaro Rafael Fundora logró hacer su primera exportación de 1.08 toneladas de limón persa a España, en septiembre de 2020. Para ese entonces, esperaba encaminar una segunda carga con aguacates hacia el Viejo Continente. Tras muchos años de perseverancia, sus anhelos han sido posibles. 

“Como productor llevaba un par de años intentándolo porque siempre he creído que el futuro del desarrollo de este país se basa en las exportaciones. Esta es la manera más efectiva de recoger divisas que nos sirven para poder comprar lo que necesitamos.

“No contábamos con la forma de obtener las ganancias pues las Cooperativas de Crédito y Servicio no manejan cuentas en divisas. Ahora salieron nuevas Resoluciones como la 315, donde tenemos un amparo legal para hacerlo”, comentó al sitio digital Cubadebate.

Tras su anuncio en julio de este año, varias han sido las acciones adoptadas por Cuba para que las formas de gestión no estatal puedan exportar sus productos e importar insumos, a través de entidades estatales.

Entre los requerimientos básicos que demanda el cliente sobresalen que los productos tengan buen color, jugosidad, tamaño, estar libres de arañazos y plagas. Según confirmó Fundora, para lograr productos exportables no solo se requiere de buena voluntad, sino que además se necesita asesoría y certificación cien­tífica.

“Lo primero fue certificar las condiciones fitosanitarias pues no pueden existir plagas que supongan una amenaza para el exterior. Pusimos trampas y se llevaron las muestras al laboratorio para que todo estuviera en orden. Se le dio un seguimiento de dos años, pues hay plagas que son estacionales”, comentó.

Una vez vencido este proceso, quedaba la búsqueda de la empresa exportadora, algo que no supuso un problema. Desde años anteriores mantenía vínculos contractuales para comercializar productos al turismo con la Empresa Frutas Selectas, habilitada para este propósito. Solo le quedaba indagar sobre clientes potenciales y actualizar los contratos.

A su juicio, recibir la asesoría de la empresa cubana no constituyó un freno. La experticia de la entidad le permitió, entre otras cosas, contar con un respaldo para la transportación de los productos, en momentos en que el coronavirus entorpece cualquier movimiento internacional.

Sobre los detalles del proceso legal, Roberto Hugo Rodríguez Dicks, consultor de la Agencia para el Intercambio Cultural y Económico con Cuba (AICEC), afirmó que esta primera experiencia evidenció las oportunidades y potencialidades que representa para nuestro país, sumar el sector no estatal a las exportaciones. Lo cual contribuye a generar ingresos directos en divisas para la Isla, y a mejorar las condiciones de los productores.

“Este esquema permite acceder a nuestros productores directamente al mercado, recibiendo ingresos superiores al 60 – 70 % en MLC, lo que les posibilita adquirir otros insumos y equipos para reforzar el ciclo productivo y obtener mejores calidades en los productos”, añadió.

Para Rodríguez, existen algunos puntos sobre los que se debe seguir trabajando en el sector agrícola, que resultan imprescindibles para las exportaciones. Entre ellos ejemplificó, la certificación de las áreas por Sanidad Vegetal, tener una cultura creciente hacia la producción orgánica, altamente demandada en el mercado y que conlleva a seguir un grupo de normativas y procedimientos que culminan con una certificación con carácter internacional.

Además, resulta necesario tener una visión más integradora de cómo satisfacer un mercado específico. Para ello es necesario el establecimiento de un plan de exportaciones con un análisis profundo de la disponibilidad de productos, según periodo estacional, y su tipología, aplicación de técnicas de marketing  para la promoción con imágenes e información de los productores, las fincas donde se producen, la variedad de productos etc. Pues el mercado demanda de información  y trazabilidad de todo el proceso desde el campo a la mesa.

Al referirse al trabajo realizado por la AICEC y su empresa export -import HEI (Hecho en Italia) explicó que constituyen un buen ejemplo de cómo establecer una relación empresarial sobre la base de la colaboración, donde las empresas puedan valorar el intangible de un país como Cuba por su cultura, su historia, y su gente. Esto tiene un alto valor añadido, que identifica a nuestros productos, imprimiéndoles autenticidad y  soberanía.

Muestra de ello son los Aguacates Catalina, del productor Lázaro Rafael Fundora de la “Finca La Esperanza”, distribuidos en 32 ciudades italianas bajo la campaña “Sano, justo y solidario”, que refleja los puntos claves de este trabajo. Sano: por su naturalidad y la no utilización de productos y aditivos químicos; justo, por tratarse de un comercio equitativo, que beneficia y respeta las tradiciones de nuestro país; y Solidario, porque involucra a un grupo de entidades, organizaciones y personas que apuestan por Cuba o son de origen cubano y desean así, brindar una contribución a la economía del país, en tiempos difíciles, explicó.

A su consideración, en la medida en que se incorporen más productores no estatales a esta iniciativa, adquirirán buenas prácticas y formas más actualizadas del manejo de sus cultivos y sobre todo, del proceso de beneficio para la exportación. Sentimos gran optimismo por lo que se puede lograr en beneficio de nuestro país, concluyó.

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