El sector de los trabajadores por cuenta propia (TCP) llegó a un máximo histórico en 2019. Después de 50 años, la cifra de involucrados en el sector (dueños y empleados) llegó a 620 mil, mientras que eran 143 mil en 2009. Ello denota un alto ritmo de creación de empleos, en un contexto general que se ha caracterizado por enormes desafíos.
Sin embargo, en el gráfico se puede apreciar claramente que este dinamismo se ha venido reduciendo significativamente. Estos datos nos muestran dos puntos de quiebre. Uno de ellos comenzó en 2015, a partir del efecto de la mejoría de relaciones con Estados Unidos. No solo muchos se aventuraron a abrir negocios cuyos clientes fundamentales iban a ser los visitantes extranjeros; sino que las enormes esperanzas que generó eso proceso disipó las dudas de no pocos, dentro y fuera del país. El segundo quiebre llegó en 2017, cuando concurrieron dos eventos que impactaron negativamente en el sector: moratoria en el otorgamiento de nuevas licencias en las actividades más importantes, y aplicación de restricciones de viajes desde EEUU que se combinaron con el Huracán Irma.
Pero también se puede apreciar en los números, cada vez que se ralentizó el crecimiento, dos eventos suficientemente importantes crearon las condiciones para un repunte del sector. Una vez que se restableció la entrega de licencias, aun en circunstancias muy retadoras, muchas personas decidieron emprender un negocio propio o contratar más trabajadores.
Si bien es natural que el dinamismo se reduzca en el tiempo en la medida en que se extinguen las fuentes iniciales, es conveniente preguntarse si el “cuentapropismo” ha agotado realmente sus posibilidades. En el contexto de dificultades económicas actuales, la viabilidad de cada negocio es una conquista de cada día. Una parte notable de los negocios, en La Habana y otros destinos turísticos, se enfocó en los visitantes internacionales, por razones obvias: constituyen una fuente de demanda solvente.
Sin embargo, el proceso de “actualización” arrastra varios desafíos que constituyen nuevas oportunidades para el sector, y su papel dentro del paisaje productivo cubano. Por una parte, la reestructuración de las empresas estatales y el sector público en su conjunto apenas ha comenzado. Un resultado claro que generará ese proceso en los años siguientes es la necesidad de reajustar las plantillas, y la política económica deberá proveer la flexibilidad para el desplazamiento de no pocos trabajadores hacia nuevas actividades.
El segundo aspecto tiene que ver con el fortalecimiento de las relaciones comerciales entre entidades de diversos tipos de propiedad en el país. Lo deseable es que en la medida en que se generan vínculos de compra-venta, asociación, y demás; se estará creando un mercado interno más grande, que brinda oportunidades de crecimiento para los cuentapropistas y cooperativistas. No es difícil imaginarse un escenario en el cual, bajo un marco regulatorio propicio, muchas empresas estatales, mixtas, extranjeras, pero también unidades presupuestadas subcontratarían servicios conexos a los TCP y cooperativas.
Para que este potencial pueda desplegarse, son necesarios algunos cambios de calado en la política pública. Aquí se comentan dos de ellos. Por una parte, sería bueno avanzar rápidamente hacia un mecanismo legal que permita el registro de muchos de esos negocios como lo que son: empresas. Y junto a ello, la posibilidad de acceder a un mayor número de garantías, incluyendo el comercio exterior. En segundo lugar, si el desplazamiento de trabajadores se pretende que contribuya al crecimiento económico del país, sería imprescindible asegurarse de que nuestros trabajadores calificados puedan encontrar o crear empleos que usen plenamente su formación y habilidades. La lista positiva de actividades es un anacronismo que perpetúa el ineficiente aprovechamiento del mejor recurso de la nación: su gente. No solo es el número de actividades, sino su tipología: va siendo tiempo de fomentar negocios más complejos.
Los actuales emprendedores y los que están considerando unirse al grupo deben estar atentos a estos nuevos cambios en la economía cubana.