Precios por las nubes, que suben y suben, sin que se vislumbre el cómo o cuándo volverán a ‘’estar a la altura” del poder adquisitivo de la mayoría de los cubanos. Demanda creciente de toda clase de productos y muy poca oferta. Crisis inflacionaria sin precedente, según los economistas, en los últimos 30 años.
Pero en medio de tantas noticias desesperanzadoras para la economía de la isla caribeña, un dato alentador: hasta enero de 2023 sumaban 6 704 las nuevas Cooperativas No Agropecuarias (CNA) y micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y 1088 los Proyectos de Desarrollo Local (PDL), aprobados como parte de la estrategia para dinamizar la economía cubana.
Una reciente publicación del Ministerio de Economía y Planificación (MEP), elaborada por la doctora en Ciencias Victoria Pérez Izquierdo y un equipo de investigaciones de cultura del trabajo del Instituto Cubano de Antropología, arroja algunas luces sobre el crecimiento de estas nuevas formas de gestión, desde su aprobación en septiembre de 2021.
Todas las provincias cuentan con nuevos actores económicos en todos sus municipios, con excepción de Ciego de Ávila (9 de sus 10 municipios).
Al comparar estas cifras con igual periodo de 2022 (1286 nuevos actores económicos, solo habían transcurrido cerca de 4 meses de la aprobación de los mismos), el crecimiento es significativo.
Sin embargo, hay datos no tan halagüeños: de los más de 6 000 actores aprobados hasta enero de 2023, solo 42 exportan (diez más que en igual fecha del año anterior).
Según Ian Pedro Carbonell, Director de la Dirección de Políticas Macroeconómicas del Banco Central de Cuba, el lento crecimiento de las exportaciones podría estar determinado por el alto grado de especialización que se necesita para llevar a cabo actividades de este tipo a nivel mundial.
“El mercado internacional es muy competitivo, con mecanismos para proteger las producciones nacionales de cada país, por tanto, es complicado lograr introducir productos en él, y en Cuba este es un escenario aún novedoso, donde los nuevos actores económicos están todavía aprendiendo a lidiar con todo lo que implica tener personalidad jurídica, ser empresa”.
No obstante, reconoce que hay muchas potencialidades en el país, y que la exportación debe ser una actividad que dentro de los nuevos sectores de la economía vaya experimentando un crecimiento paulatino.
En el caso de las mipymes aprobadas, los sectores más representados son la producción de alimentos, la comercialización de alimentos (gastronomía), la actividad manufacturera y las actividades relacionadas con materiales de construcción.
Aunque el 34% de las mipymes y CNA se vinculan a la producción o comercialización de alimentos, solo un 15% los elabora o produce, mientras que un 21% declara que tiene como objeto social otras producciones y un 45% brinda servicios.
Otros datos ofrecidos por el estudio del MEP, apuntan a que “no solo son pocos los nuevos actores económicos dedicados a los alimentos, sino que existen 11 municipios en todo el país que ni producen alimentos ni los comercializan, desde las mipymes o las CNA, 21 municipios que no producen alimentos y 35 que no venden. En el caso de los PDL, en 54 municipios no aparecen proyectos dedicados al alimento.
Revelan, además, al decir de los especialistas la necesidad de una “mejor articulación” de las mipymes, así como incrementar su acceso al mercado de divisas, aligerar la burocracia y diseñar políticas públicas para su internacionalización, entre otros pasos.
Pero es válido destacar que como parte de estas nuevas posibilidades se han creado casi 180 000 nuevos puestos de trabajo en todo el país.
CRISIS INFLACIONARIA vs NUEVOS ACTORES, ¿OPORTUNIDAD O DESAFÍO?
“En Cuba desde hace alrededor de dos años estamos en presencia de una crisis inflacionaria sin precedentes en las últimas tres décadas”, comenta el economista y profesor titular de la Universidad de La Habana, Antonio Romero. Una crisis que es expresión del enorme desequilibrio macroeconómico existente en el país, y con múltiples causas.
“Hay un problema de exceso relativo de demanda, hay un problema de déficit considerable de oferta, incremento de costos, y, por último, un tema muy importante para entender la inflación, que es las expectativas de la población, de los agentes económicos que esperan que mañana los precios estén superiores a los de hoy, y como tal todos interactúan, porque no hay certeza, no hay certidumbre de que se está enfrentando decisivamente el problema y de que habrá una tendencia a reducir la inflación”.
Según datos ofrecidos por el Ministro de Economía Alejando Gil, en la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al cierre del mes de octubre de 2022, la inflación en la isla había subido a un 40%.
Sus efectos se sienten en todos los sectores de la sociedad, no hay un cubano que escape a sus consecuencias negativas. La inflación no discrimina entre el sector estatal o el privado.
De sus consecuencias bien conoce la ingeniera Yulieta Hernández. Ella es propietaria de πlares Construcciones, una mediana empresa privada de construcción, con alrededor de 100 trabajadores y capacidad para asumir la ejecución de grandes proyectos.
“Esta situación nos afecta no solo en el sector específico de la construcción, sino a todo el sector del empresariado cubano. Los precios a la hora de importar y acceder a los recursos, la logística, se elevan muchísimo, afectando los costos hacia el cliente final, y por supuesto, una disminución en el caso nuestro de la contratación de los servicios”, explica Yulieta a Negolution.
Para subsistir en este complejo escenario, han tenido que adoptar estrategias mirando a las potencialidades en el entorno nacional, que les permitan seguir trabajando y pagar un salario a sus trabajadores.
“Tenemos diseñados varios proyectos para bajar al menos los principales costos. Nos enfocamos en la economía circular para lograr ser nosotros mismo los productores de la mayor parte de los materiales o encadenarnos con otros productores locales para que las importaciones disminuyan un poco, y por otro lado damos mucha importancia a la formación de oficios, también para bajar un poco el costo del recurso humano y la mano de obra”.
Pero no todos los dueños de negocios que han nacido bajo estas duras condiciones, pueden contar una historia más o menos feliz como Yulieta. Muchos son los que hoy apenas generan ganancias. Sobre todo, en una economía altamente importadora como la cubana.
Comenta Antonio Romero que se trata de un fenómeno muy complejo, no solamente desde el punto de vista económico, sino desde el punto de vista social y político, pues en última instancia “es un impuesto desmedido que sobre todo pagan los sectores de más bajos ingresos”.
Aunque la solución no puede ejecutarse sobre la base de una terapia de choque, hay que, obligatoriamente, implementar, como está anunciado por el gobierno, un programa de estabilización macroeconómica.
“Otro tema central, que está detrás de la enorme distorsión que hay entre los costos que se importan y cómo eso se traslada a los precios de producción, tiene que ver con acabar de completar el establecimiento de un mercado cambiario efectivo, con cierto grado de certidumbre, con transparencia, al que tengan acceso todos los sectores, sin restricciones”.
“Hay que eliminar subsidios, racionalizar precios, eliminar gratuidades, enfrentar decisivamente el tema de la reforma del sistema de las empresas estatales”, aconseja el economista.
Apunta además que las formas de gestión no estatal son fundamentales en este proceso de estabilización macroeconómica, porque “están llamadas a absorber parte de la fuerza de trabajo que tiene que ser racionalizada en la reforma radical del sistema empresarial del Estado”.
Mirar hacia dentro, explorar las potencialidades que hay en la isla, encadenarse, “despertar” la producción local. Por ahí marchan las recomendaciones de los expertos, sobre todo en el actual contexto inflacionario, donde a pesar del adverso escenario, la lista de las nuevas formas de gestión aprobadas crece mes tras mes.
