La noticia se esparció como pólvora a lo largo de la isla el pasado sábado 6 de febrero. Quedaba aprobado el listado de actividades limitadas para ejercer el trabajo por cuenta propia, medida largamente esperada no solo porque su anuncio se había producido en julio del 2020 sino porque ahora podrán ejercerse legalmente más de dos mil ocupaciones en el sector privado.
Si antes con 127 tareas se decía “qué puedes hacer”, ahora queda claro “qué no está permitido hacer” total o parcialmente, en un reducido grupo de 124 prácticas. La reforma llega para facilitar que el trabajo por cuenta propia avance en su desarrollo al eliminar ataduras a las fuerzas productivas y permitir negocios nacionales de un perfil más amplio.
Sin embargo, sectores como la prensa, la salud y la defensa permanecerán vetados para el sector privado, por considerarse estratégicos por el Gobierno, así como actividades prohibidas expresamente por la ley como el trabajo infantil, la prostitución o la caza y pesca de especies prohibidas o en peligro de extinción.
El ministro de economía Alejandro Gil, expuso en su cuenta de Twitter el propio 6 de febrero que dicha aprobación gubernamental del perfeccionamiento y ampliación del trabajo por cuenta propia, constituye un “importante paso para el incremento del empleo, a tono con el ordenamiento monetario del país”. Al respecto, el economista cubano Ricardo Torres declaro a AFP que “era necesario acompañar un paso como el ordenamiento monetario con medidas que flexibilizaran la creación de empleos” y en el sector privado “puede haber una fuente importante de empleo”.
Si bien el listado no será público hasta tanto no entren en vigor todas las normas jurídicas correspondientes, ya se conocen más detalles sobre este proceso, entre los que figuran:
- No se trata solo del cambio de actividades permitidas por prohibidas, sino que el perfeccionamiento es mucho más amplio e integral, e incluye al sistema tributario y las flexibilizaciones al mecanismo administrativo para emitir las aprobaciones del trabajo por cuenta propia, más hacia proyectos que a actividades individuales.
- Se mantienen el total de actividades permitidas actuales y se elimina la limitación para ejercer la actividad de programador de equipos de cómputo.
- El alcance de la actividad se determina a partir del proyecto de trabajo que presente el interesado, lo cual permite hacer paquetes de servicios dependiendo de la compatibilidad entre actividades y la creatividad del trabajador.
- Todo el proceso se efectuará a través de una Ventanilla Única, la cual está encargada de brindar información y asesoría; tramitar solicitudes, suspensiones, cancelaciones y permisos; y realizar consultas a las entidades encargadas por los organismos rectores en el territorio, como paso previo a la aprobación de los proyectos.
- No se incrementará la carga tributaria y se generaliza el reconocimiento del mínimo exento a todos los trabajadores por cuenta propia.
Ante esta nueva posibilidad, “el sector privado podría funcionar no solamente como fuente de empleo sino como factor de recuperación de segmentos de la economía nacional que se encuentran en un estado deplorable”, aclara el economista Pedro Monreal, a la par que considera que esta expansión de las actividades del trabajo por cuenta propia alcanzaría mayor relevancia “si fuese un paso en la formación de Pymes privadas que permitirían a estas ocuparse de la regeneración de segmentos deprimidos de la industria”.
Oniel Díaz, al frente de la consultoría de negocios AUGE, sentencia con claridad el futuro de un sector, que aun en las peores condiciones ha podido avanzar y desarrollarse, cuando dice: “el nuevo escenario, donde las posibilidades de hacer se han multiplicado exponencialmente, abre una senda en la que no habrá retroceso para que juguemos un papel cada vez más importante en la economía nacional junto al resto de los actores”. Por nuestra parte queda que la iniciativa privada, desde la legalidad, reclame un puesto cimero como impulsor del crecimiento y el bienestar de todos.
