Proyecto Escaramujo: conocimiento, investigación y dinamismo

La génesis del Proyecto Escaramujo fue una tesis de licenciatura de Periodismo en 2010. Su objetivo inicial fue el acercamiento a la realidad de un grupo de adolescentes, becados en una Escuela de Formación Integral de La Habana.

Con la máxima Haz que cuente, desde esa fecha el espacio ha contribuido, a partir de una práctica educativa, al desarrollo psicosocial de niñas, niños y adolescentes en Cuba, principalmente, los que viven en condiciones de vulnerabilidad social.

Durante diez años, de los talleres con jóvenes pasaron a las acciones y campañas comunicativas, la creación de equipos en diferentes provincias, la presentación de esa experiencia en diversas instituciones del país y la capacitación en educación popular y técnicas participativas a los trabajadores por cuenta propia.

“Si el éxito se entiende como la satisfacción de haber cumplido los sueños propuestos, creo que sí debemos sentirnos felices. Somos muy críticos a lo interno y no nos cansamos de proponernos nuevas metas”, afirma el periodista Rodolfo Romero, uno de los fundadores.

El nombre alude a la canción homónima del trovador cubano Silvio Rodríguez cuya letra describe la identidad del proyecto: “saber no puede ser lujo”, “vivo de preguntar” y “es de la rosa y de la mar”. Eso último referido, especialmente, a los diferentes escenarios de actuación: la comunidad y la academia.

“Somos emprendedores en la manera de auto-gestionarnos. La Facultad de Comunicación nos brinda amparo legal pero no nos facilita recursos materiales para el desarrollo de nuestras actividades. No somos un negocio particular ni percibimos ingresos por la labor que hacemos”, subraya.

Al comienzo, la cámara, el celular o la laptop para filmar y editar las experiencias pertenecían a algún miembro del grupo. Luego, gracias al vínculo con otras organizaciones como el Centro Martin Luther King y la ONG Ayuda Popular Noruega pudieron adquirir algún equipamiento.

Por el Proyecto Escaramujo han pasado 155 jóvenes desde su constitución. Hoy, lo integran 50 estudiantes de comunicación, ciencias médicas, psicología, y profesores universitarios, la mayoría de ellos de La Habana. 

“Muchos de los pequeños negocios y cooperativas que existen en el país promueven una filosofía de funcionamiento similar a la nuestra: diálogo, horizontalidad, organización colectiva, construcción de saberes y participación constante”, destaca Romero.

Alumnos y profesores coinciden en que la comunicación es vital para visibilizar los resultados del grupo, explica la periodista Beatriz Herrera. “Definimos estrategias, manuales, identidad visual; tenemos páginas en Facebook, Instagram; canal en Youtube y ponencias en eventos académicos”.

Para Lázaro Raydel Galano, estudiante de historia de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, el proyecto también impulsa las tesis de los educandos, promueve escuelas mejores y comprende la enseñanza como un proceso de intercambio de conocimientos.

“Cuando tras nuestro trabajo el adolescente cambia su conducta y reconoce nuestra labor, eso, indudablemente, lo consideramos como éxito. Sustituimos el déficit de algunos recursos materiales con valores humanos, actualización e impacto social”, concluye Galano.

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