No existe negocio pequeño si la meta se mantiene clara, y tras saber que su primera inversión fue para un paquete de hojas, resulta increíble conocer como Brisca en tan poco tiempo ha despegado hasta tener un pequeño taller, un catálogo de más de diez producciones y una fiel y creciente comunidad de seguidores.
En un país carente por tantos años de la creación autóctona de materiales lúdicos para compartir en casa, Brisca se presenta como un emprendimiento enfocado en la producción y comercialización de juegos de mesa. Su artífice, el diseñador Tomy Clarens, vio en el entretenimiento que proporcionan, la posibilidad de expandirse más allá de las meras ventas por encargo, y difundir al máximo la cultura de los juegos de mesa.
“A la hora de escoger un juego, primero vemos si es posible confeccionarlo y que se adscriba a nuestro público, identificado entre 16 y 30 años. Siempre tratamos de que sean juegos en donde se requiera de alguna habilidad, que no solo sea tirar los dados y mover fichas, que no se premie el azar, sino la mejor estrategia o creatividad; que el jugador tome decisiones y estas influyan en la partida”, apunta Tomy, quien tiene como mano derecha a su novia Leyanis.
Bajo ese criterio Brisca propone un listado que incluye Pictionary, Carcassonne, Monopoly Deal, UNO, Scrabble, Exploding Kitten y Juego de Tronos, el juego de tablero (estos últimos con sus respectivas expansiones), entre otros; todos disponibles para consulta y solicitud en su canal de Telegram: t.me/briscacuba.
Para fabricar sus artículos parten de los scans de los juegos y la disponibilidad de recursos que tengan, analizan su atractivo para el mercado y cuales resultan más eficientes. Producen un ejemplar, lo prueban y si todo va bien preparan al público para su lanzamiento y así garantizar reservaciones. Una vez presentado, escuchan las sugerencias y de existir algún defecto hacen los reajustes necesarios para entregar un mejor producto final.
Cuenta Tomy, “hemos subido PNP (print and play) libres al canal de Telegram para que las personas los descarguen y se los impriman, y no me preocupa en lo más mínimo si alguien hace un negocio de eso; de hecho, me gustaría encontrarlos para hacer una alianza, porque al final Brisca lo que quiere es promover el ecosistema de los juegos de mesa en Cuba”.
Si bien siempre les han aplaudido la calidad y los detalles, no despegan los pies de la tierra y ya enfocan energías en diseñar juegos propios, proceso en el cual se exigen mucho porque empezar con mal paso no es una opción. Para ello, buscan contactar con alguna imprenta en aras de mejorar sus estándares, tener seguridad en la provisión de materiales y enfocarse plenamente en el desarrollo desde cero de sus juegos.
Entre otros proyectos figuran el rediseño del conocido Deuda Eterna y el relanzamiento de una peña en la que, en alianza con un bar de la Habana Vieja, consigan expandir el universo que defienden. De hecho, la aspiración de Tomy se centra en que “Brisca funcione como una Editorial de juegos de mesa, con publicidad para los proyectos en producción y eventos nacionales para que la gente se involucre más con este ambiente; seguir con la alternativa de dar a las personas la posibilidad de imprimirse los juegos, dotarlos de las herramientas para que desarrollen sus propias ideas de juegos, y poder operar en el mundo entero exportando nuestros productos”.
Mientras aun planean la estrategia para llegar con efectividad a más provincias, la partida está lejos de terminar para el equipo de Brisca, quienes en tiempos de tecnología apuestan por la rica experiencia de compartir en primera persona.