De la cocina de Rafa a tu mesa

Lo pensaron y ejecutaron en poco más de dos semanas. De una tormenta de ideas entre tres amigos, a un negocio como medida de contingencia a la situación en la que se encontraban Cuba a finales de julio del 2020.

Podría decirse a grandes rasgos que así nació Rafa desde Casa (RDC), un emprendimiento en que Rafael Baró (Rafa), Omar Bouso (Omarito) y Eddy García (Eddy) han dado rienda suelta a su imaginación y habilidades culinarias desde hace poco más de dos años.

“Acababan de cerrar el restaurante donde los tres éramos jefes de área, el panorama gastronómico en La Habana no parecía mejorar, por lo que no encontraríamos trabajo fácilmente. En medio de la cuarentena por la pandemia de Covid-19, nos la jugamos y con un presupuesto muy ajustado, y desde la cocina de la casa de Rafa, empezamos la aventura”, cuenta a Nego Omarito.

– ¿Por qué el nombre?, preguntamos a Omarito.

– “Rafa desde Casa, era eso: un negocio de comida a domicilio que te llevaba la comida a tu casa, desde la casa de Rafa. Hoy, ya estamos en un local acondicionado para hacer lo que hacemos, que no es la cocina de una casa”, dice.

Tienen un menú muy cubano, con un formato peculiar de bowls: cerdo, pollo, pescado, verduras, viandas, presentados con una exquisita cultura del detalle.

“Es nuestra interpretación de un modelo de negocio que ya era muy popular en el mundo, los “pokes” hawaianos, lo que hacemos es ponerle ingredientes y recetas cubanas”. 

Actualmente Rafa está en España y desde allá asesora las recetas y visualiza los platos de RDC, Omarito es el manager general y jefe de cocina, y Eddy el encargado de los suministros grandes y todas las tareas externas al local, “que no son pocas”, asegura Omarito.

“Tenemos también una plantilla de varios cocineros y jefes de partida que lo hacen muy bien y crecen junto con nosotros”.

RDC está pensado para que funcione con lo que hay en el mercado, trabajan con recetas simples, pero con potencia gustativa, y con un formato de carta poco común en el panorama cubano.

“Como el negocio está pensado para que funcione con lo que haya, esto nos deja mucho rango de acción, incluso cuando las cosas están difíciles de conseguir, tenemos la ventaja de poner en carta lo que consigamos, no es algo rígido e inamovible, aun así, se torna estresante muchas veces la falta de varios productos de uso frecuente, pero bueno, nos las arreglamos bastante bien”, confiesa.

Dice que si tuviera que escoger un producto estrella en su menú sería el cerdo asado, acompañado con arroz moro con empellas, tostones minis, aguacate y lechuga con aderezo blanco.

A Omarito se le nota la pasión por lo que hace, tiene la ventaja a la hora de “enfrentarse a la cocina” de contar con una formación gastronómica, al igual que sus socios, pero no deja de reconocer el enorme reto que significa echar pa´lante su negocio en estos momentos en Cuba.

“Tener un negocio gastronómico en cualquier lugar del mundo conlleva un reto creativo y sobreponerse a una cantidad de problemas diarios, que no se puede imaginar alguien que no esté en este negocio; imaginen en Cuba, que todo es un ‘poco’ más difícil. Al final del día lo que hacemos en RDC es tener una base de recetas que se puedan modificar obteniendo resultados similares, o cambiamos a recetas nuevas que encajen con el perfil que trabajamos”.

Asegura que dos años después miran para atrás y están orgullosos de haber sobrepasado tantas cosas y de estar haciendo lo que “nos da la gana” en la cocina.

“Hay algo que aprendimos en RDC: que hay que reinventarse muchas veces, que cuando mejor está tu negocio y más está facturando, ese es el punto en el que tienes que hacer cambios atrevidos. A nosotros nos ha ido bien así, con bajas y altas, sin luz algún día, sin gas otro, varios sin agua, pero siempre le hemos ¨metido el cuerpo¨”.