EMPRENDIMIENTO SOCIAL

EcoDeco Taller: un proyecto ambiental y de vida

“Quise trabajar con materiales reciclados, pensar cómo podía dar un aporte a la sociedad y al medio ambiente”.

Cuando cada vez se estilan más los productos decorativos que distan de los acabados perfectos, pero que combinan muy bien la visualidad y la funcionalidad; y que además utilizan materiales reciclados para su elaboración.

En el mercado cubano renacen emprendimientos que sacan lo mejor de esta línea de trabajo. Tal es el caso de EcoDeco Taller, un negocio que compite en juventud con su fundadora Shallya Sánchez, pero que apuesta de manera audaz por aprovechar cualquier material para convertirlo en un objeto decorativo, lleno de creatividad.

Shallya es graduada de Ciencias de la Información en la Universidad de La Habana, pero apenas terminó su etapa de Servicio Social, supo que era momento para no permanecer ni un minuto más sentada detrás de un buró.

“No estoy hecha para el trabajo de oficina”, confiesa. “Un día construí junto a mi novio una mesa de computadora con unos parles viejos y quedé sorprendida con el resultado. Ahí supe a qué quería dedicarme”.

Su abuelo era carpintero, al igual que su papá, por lo cual desde niña estuvo vinculada a este oficio. Fue así que se dio a la tarea de reanimar la vieja carpintería familiar y montar un negocio diferente; con una ideología encaminada al consumo responsable y ecológico.

“De ahí precisamente parte el nombre EcoDeco Taller, porque es una marca que indica rápidamente quiénes somos y qué hacemos. Me gusta dibujar, hacer arte, y vi la posibilidad de aplicarlo. Busqué en Internet imágenes de objetos que me gustaban para mi propia casa, y con eso preparé mi primer catálogo”, explica.

EcoDeco Taller es una propuesta familiar. Shallya, con solo 26 años, se encarga de las negociaciones con los clientes, la parte económica y la promoción en redes sociales; su primo Daniel David labora como maestro de obras junto a otros carpinteros.

Toman como base para sus piezas los parles de madera, que generalmente se utilizan en el transporte de mercancías, conseguidos casi siempre mediante donaciones o intercambios. Ya en el taller, los desarman, intentan aprovechar las puntillas salvables, y seleccionan las mejores tablas para lijar y cortar, en dependencia de lo solicitado por el cliente.

Shallya apuesta por el acabado rústico en sus productos, que para nada es sinónimo de falta de calidad ni profesionalidad, sino el sello que los diferencia de otros competidores.

“Utilizar tablas recicladas me ha posibilitado reducir costos y vender más barato. Para mí es muy importante ser justa; se trata de ganar para vivir y mejorar mi taller. Si el cliente se siente cómodo, repite, y es doble ganancia”.

Llevan menos de tres meses funcionando y EcoDeco Taller ya está dando mucho de qué hablar en las redes sociales. Para Shallya la red de redes ha sido fundamental en el desarrollo de su proyecto, pues la génesis de muchas de sus piezas está en Pinterest. Sus páginas de Facebook e Instagram son un espacio para mostrar los productos acabados, y para promover una forma de vida en armonía con el medio ambiente.

“Cuando no estoy en el taller aprendiendo, hago función de comercial y de relacionista pública. Como ya tenemos trabajos terminados, van surgiendo las recomendaciones. Es muy importante caminar con pasos cortos pero concretos, pues somos un negocio pequeño y, por ahora, tampoco podemos hacerles frente a muchos pedidos”.

Aunque muchos cubanos terminamos reciclando o reutilizando por necesidad, hacerlo de forma consciente y articulada es tarea pendiente. Cada vez son más los emprendimientos que llevan a cabo estrategias de responsabilidad social que les permitan crecer, mientras ayudan al desarrollo de su país. Para seguir promoviendo esta ideología, EcoDeco Taller creó los Miércoles Ecológicos, una sección en sus redes sociales donde postean consejos para llevar una vida más armoniosa con el medio ambiente.

“Desde que empecé, me he dado cuenta de que hay varios cuentapropistas inmersos en el tema del reciclaje, pero me gustaría que fuéramos muchos más. Yo recuerdo que de niña mi mamá guardaba los papeles de los caramelos en la cartera por tal de no tirarlos en el piso, y eso siempre formó parte de mí”.

“Quiero que EcoDeco Taller sea también un proyecto ambiental y de vida. Que las personas en sus casas se inspiren en nuestras creaciones e intenten hacer su propio mueblecito, para mí sería todo un éxito”.

 

 

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