Javier Sotomayor: “La clave del éxito es la perseverancia”

Justo como en las pistas, Javier Sotomayor, el mejor saltador de altura de todos los tiempos, ha tenido un exitoso comienzo en el mundo del emprendimiento con la apertura de su Bar 2.45, nombre que resulta guiño a su récord vigente. A base de constante creación, confiesa lo complicado que resulta hacerse de un nombre.

Diseminados por todo el país, los bares-restaurantes privados se antojan, a priori, como uno de los sectores más competitivos del mundo del emprendimiento cubano. Sin embargo, el “boom” de las normas jurídicas para el perfeccionamiento de los actores económicos y la aprobación de las micros, pequeñas y medianas empresas (Mipyme) ha sido un detonante en el aumento cuantitativo de estos establecimientos.

A pesar de ello, Javier Sotomayor no teme de la competencia. Hace poco más de un mes inauguró el 2.45 el cual incluye, además, un restaurante bautizado como Salamanca, en honor a la ciudad española donde saltó más alto que cualquier ser humano. Sobre la diversidad de opciones para los clientes, reconoce son el esfuerzo, el tiempo y la dedicación aspectos fundamentales para triunfar.

“Tenemos cerca a algunos de los bares y restaurantes más famosos. Pero yo siempre he pensado en grande. Nuestra infraestructura amerita estar entre los mejores de La Habana. Aunque no solo se necesita de eso. Es fundamental tener también un buen servicio, atención; y que la gastronomía esté a la altura. En eso trabajamos”, sentenció Javier Sotomayor.

En tal sentido, describió como exitoso su primer mes en funcionamiento. Entre risas, bromea con la rápida asociación en el público del número 2.45 con el bar, y no tanto ya con su récord. “Pero, por suerte, ha venido bastante público y a nivel social me lo comentan en la calle”.

El “príncipe de las alturas” como también es conocido expuso que la constante renovación de ideas y la innovación son pilares para diferenciarse del resto en el mercado. En tal sentido confesó que buscan constantes alternativas para, por ejemplo, darle uso a la instalación en las mañanas.

Una de esas iniciativas sería la creación de una peña deportiva del Bar 2.45. Con ella pretenden traer sistemáticamente atletas en activo o glorias deportivas a compartir con los comensales de la instalación, así como generar un diálogo e interacción entre ellos.

Igualmente aspiran a fungir como sede de la Peña Madridista de La Habana y negocian la transmisión de los partidos en vivo; un gancho para potenciales clientes deseosos de disfrutar competiciones como la Liga de Campeones, no emitida por la televisión nacional.

Otra de las opciones está también relacionada con el mundo del deporte. “Yo estuve en un punto en que yo quise hacer un gimnasio. Ya no es viable. Pero ahora valoramos como alternativa el spinning en el horario de la mañana. La infraestructura existe. Solo faltan las bicicletas”, confirmó Javier Sotomayor.

Todo ello sin desligarse de sus expectativas como Bar. En aras de afianzar a un público, el 2.45 ofrece servicios al restaurante con cenas animadas y presentaciones artísticas. Con nosotros -detalló Sotomayor- han tocado Diván, Icónicos, Los Cuatro, Interactivo, Laritza Bacallao, la Charanga Latina… “Aspiramos a darle promoción y lograr de a poco hacer una peña para poder traer habitualmente a cada uno de los artistas. Hemos recibido buenas críticas de ellos”, concluyó.

Sin dudas, esta diversificación los acercará a satisfacer sus perspectivas de crecimiento inmediato y, además, los guiará en el camino de evolución como empresa hacia otras modalidades.

Sobre su clave del éxito, Javier lanza una analogía a su mundo deportivo. Refiere el mejor saltador de todos los tiempos devenido empresario que emprender es similar a la vida del atleta olímpico. Para llegar a la cima, por muy bien preparado que estés, debes esperar cuatro años. El éxito no se ve de un día para otro. Requiere perseverancia, tiempo, esfuerzos, consistencia. Y una vez llegado el éxito, otro aspecto fundamental sería mantener el mismo nivel en el servicio.