Luly Salón: ¿Cómo triunfa un emprendimiento de belleza en tiempos de Covid-19?
DE Pitch
POR María del Carmen Ramón
Luly Salón es uno de los tantos emprendimientos de estética femenina cubanos que han tenido que adaptarse a una nueva manera de trabajar con la pandemia de la Covid-19. Aunque con la llegada hace un año del Coronavirus a la Isla, este centro de belleza cerró sus puertas un tiempo, siguiendo las directrices de quedarse en casa para detener la expansión del virus, desde hace varios meses reabrió sus puertas luego de una transformación del espacio en tiempo récord. Hoy la clientela lo agradece tras largos meses en los que inexpertos cortes de cabello, o tintes caseros fueron la única opción, ante el cierre de peluquerías en Cuba.
Entrar a Luly Salón es por tanto, una experiencia totalmente diferente. Mascarillas, pantallas protectoras, gel hidroalcoholico por doquier, desinfección constante de superficies e instrumentos de trabajo, transforman por completo este espacio, que sigue manteniendo altos estándares de calidad y un público fiel.
“Adoptamos un sistema de trabajo acorde a esta circunstancia, que previene y reduce las posibilidades de contagio, y por tanto, mantiene seguros a los clientes y las trabajadoras”, asegura a Negolution Lourdes Cuervo Serra, la emprendedora cubana que hace 10 años creo este negocio, hoy ubicado en la calle 3ra, esquina 26 del reparto Miramar, en La Habana.
Luly Salón es fruto del empeño y consagración de esta mujer corajuda, que decidió luchar por sus sueños, y para ello se nutrió de una familia de trabajadoras que hoy le otorga un sello particular al lugar.
Quienes lo visitan, encuentran una amplia gama de servicios de estética corporal: tratamientos capilares para revitalizar el cabello de la raíz a las puntas, ballayage, iluminaciones, cortes, peinados; elegantes arreglos de uñas en las tendencias más actuales; así como diversos tratamientos faciales.
“El público que nos visita es muy variado. Va desde lo sui generis hasta lo convencional. Creo que en la peluquería se reúne una muestra de lo que somos actualmente como sociedad: gente muy joven, gente más adulta, gente con mucho swing”, cuenta Luly.
Aun cuando los casos de Covid-19 siguen aumentando en La Habana, una ciudad de 2 millones de habitantes, los clientes siguen apostando por arreglarse aquí, porque al sello de calidad garantizado ahora se ha unido un estricto protocolo que evita la expansión del virus.
“Sentí el deber de proporcionar una serie de aspectos que respondieran a la seguridad de todos. Por eso previmos la distancia física entre los puestos de uñas y peluquería, y diseñamos un protocolo sanitario que contempla, como detalles imprescindibles, el uso obligatorio de mascarillas y una forma de higienizar las manos en cada sitio”.
Unido al protocolo descrito, Luly Salón trabaja actualmente a mitad de su capacidad y una cinta amarilla separa el lugar donde las personas esperan de las que, una vez dentro, disfrutan de los servicios.
“Hasta el momento todo ha fluido perfectamente. Tanto los clientes como las trabajadoras se encuentran a gusto con la nueva dinámica de la peluquería, pues no dejan de agendarse turnos para diversos horarios durante el día”, asegura.
Ahora con una nueva manera de hacer, Luly Salón es y seguirá siendo un lugar que enamora y en donde cuidar de nosotras, o apostar por un look diferente, es siempre más que un gasto, es un alimento para el espíritu. “Considero que tengo, exactamente, lo que me he propuesto con este espacio. No puede hacerme más feliz”.