Marcas cubanas, ¿por el bien de todos?

Conscientes de la crítica situación económica y social que vive Cuba, cada vez son más numerosas las marcas locales que se enfocan no solo en garantizar su rentabilidad y supervivencia, sino también en generar un impacto positivo en sus comunidades.

De ahí que no pocos de estos emprendimientos integren acciones de responsabilidad social en sus estrategias de marketing, con lo cual sus propósitos corporativos se transforman en plataformas de cambio y mejoran su imagen mientras contribuyen al fortalecimiento del tejido social. Ganancia redonda para todos.

Un ejemplo emblemático es Clandestina, la primera marca de moda independiente en Cuba. Fundada en 2015, Clandestina se ha posicionado como un negocio que apuesta por la sostenibilidad y la inclusión. Su lema: “No es fácil, pero es posible” comunica los desafíos del emprendimiento en Cuba y lo logra con una actitud resiliente frente a las limitaciones. La marca ha impulsado campañas como “Nada es basura”, donde reutiliza materiales desechados para la confección de ropa y accesorios. Además, fomenta la producción local y el empleo inclusivo, contratando a mujeres y personas con capacidades diversas. Esta filosofía no es un simple añadido, sino el núcleo de su identidad, y se refleja en cada una de sus campañas publicitarias, donde el storytelling incluye historias reales de superación y conciencia ambiental.

Otra iniciativa que sobresale por su compromiso con la comunidad es Dador, una marca de ropa masculina de diseño artesanal que produce prendas con altos estándares de calidad y estética. Con sede en La Habana Vieja, Dador promueve el arte y la cultura como parte de su estrategia de marketing, para lo cual organiza regularmente exposiciones, talleres y encuentros con artistas jóvenes. De esta manera, el negocio se convierte en un punto de convergencia para la creación artística emergente. A través de estas acciones, la marca construye una comunidad alrededor de valores como la creatividad, el respeto por la identidad cubana y el compromiso con el desarrollo intelectual.

En el sector de la gastronomía, Camino al Sol, una pequeña empresa privada especializada en productos naturales, se destaca por su compromiso social. Además de promover una alimentación saludable mediante los contenidos educativos que comparten en sus redes sociales, establecen alianzas con agricultores locales para garantizar que sus insumos provengan de prácticas agroecológicas. Esta conexión con los productores no solo fortalece la economía local, sino que también les permite ofrecer un producto más auténtico y comprometido. En campañas como “Del campo a tu mesa”, Camino al Sol visibiliza el trabajo de los campesinos cubanos, con lo cual genera empatía en los consumidores y empodera al sector agrario.

El compromiso social, más que una tendencia, se está convirtiendo en un sello distintivo de las marcas cubanas más innovadoras. En un país donde la creatividad y la solidaridad son parte del ADN colectivo, estas acciones fortalecen la reputación de las empresas y demuestran que, incluso en contextos adversos como el que vive actualmente la isla, es posible construir un modelo de negocio donde el beneficio económico de unos redunde en el bien de todos.

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