Medicina verde: la apuesta del doctor Rolando Arencibia

El doctor Rodolfo Arencibia es uno de los más fervientes defensores en Cuba del uso de la medicina natural. A este propósito ha dedicado la mayor parte de su vida, en los últimos años a través de un Proyecto de Desarrollo Local. Flora: la antigua Botica de la Abuela, lleva por nombre su emprendimiento, que nació hace poco más de 4 años en la comunidad Punta Brava, del habanero municipio La Lisa.

“En el año 2017, a partir del desarrollo de las plantas medicinales en el país, con 16 fincas que ayudé a crear, había un excedente que no sabían qué hacer con él y que Salud Pública no estaba comprando. Entonces propuse hacer una cooperativa de productos naturales para adquirir esa materia prima que los campesinos no estaban comercializando, y venderla verde y seca, que es como se me permite”, cuenta.

Así empezó todo. Primero bajo la licencia de Trabajador por Cuenta Propia, luego como Proyecto de Desarrollo Local, como figuran en la actualidad, aunque, en un futuro podrían convertirse en Mypimes.

Al doctor Arencibia el amor por la medicina natural le viene de familia. “En la casa, cualquier padecimiento se resolvía con un cocimiento, y eso se fue quedando en mi memoria”. Por eso tuvo la idea de crear la primera cooperativa de productos naturales para recordar a su abuela Flora, auténtica yerbera, que utilizaba cualquier tipo de planta como remedio a las enfermedades. Asegura, que siempre supo que debía rescatar esta tradición, y hacerlo desde su comunidad.

“En Punta Brava tenemos este lugar que se abre a la comunidad y donde hay posibilidades no sólo de comercializar un producto, porque ya pasamos de lo que es la comercialización a un trabajo mucho más integrador, más comunitario. Contamos con un museo de plantas medicinales y las personas que llegan hasta La Botica pueden visitar el museo. No solo generamos empleo, sino que, y es lo más importante, hacemos un trabajo educativo sobre los beneficios de la medicina natural tradicional.”

En tiempos de pandemia de Covid-19, y con muchos medicamentos tradicionales en falta en la red de farmacias del país, las personas han encontrado en este emprendimiento un alivio a sus afecciones.

Con una amplia variedad de productos (alrededor de 60), Arencibia y sus trabajadores, explican con detalle a los clientes para qué se debe usar cada infusión, cómo prepararlas, mezclarlas y tomarlas. Condimentos, sazón completo, orégano, infusiones para problemas respiratorios, naranja agria o la dulce deshidratada usada en afecciones circulatorias, la cúrcuma en polvo para disminuir los niveles de glicemia, colesterol y triglicéridos; anamú, para mejorar defensas del organismo, té de riñón, palo de Brasil, antiinflamatorios; pasiflora, un relajante para conciliar el sueño, mentas, digestivos y malambo, que mejora los niveles de azúcar en la sangre, entre otros, figuran entre los más demandados por los clientes.

Cada sobre comercializado en la tienda contiene una etiqueta provisional, donde se describe brevemente el contenido, modo de preparación para infusión o cocimientos, la fecha de elaboración y caducidad. Además, sus productos van más allá de las fronteras locales, y se encuentran disponibles en otras provincias, y en la red de farmacias patrimoniales de la Oficina del Historiador de La Habana.

“Cuando yo le dije eso a Eusebio Leal, a él le encantó la idea. Te puedes imaginar, revitalizar la tradición de los yerberos, pero con ciencia, con tecnología y con innovación”, recuerda.

Por eso actualmente, trabaja junto a su equipo y con varias universidades del país en la confección de los expedientes científicos de los productos que se comercializan en su botica, para presentarlos a la autoridad reguladora cubana y poder certificarlos.

“No necesariamente puede decirse que podemos vivir solo con plantas medicinales, pero tampoco podemos vivir solo con química. Hay que buscar el equilibrio, y entender que la medicina natural sí puede ser una opción, y no solo una alternativa. Este es precisamente nuestro objetivo: demostrar que las plantas medicinales pueden ser un complemento para cualquier problema de salud”.

“El primer mundo no tiene limitaciones económicas, ni período especial, ni la desgracia del bloqueo. Allá un producto natural es más caro que uno químico, por lo cual mirar en ese sentido es necesario”. En ese camino tiene que marchar también el futuro de Cuba, afirma Arencibia.

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