Cuando el joven de 30 años Antonio Camacho creó la heladería Montefreddo, y la definió como un proyecto de amigos, ya tenía varias experiencias en el mercado de la gastronomía, el emprendimiento y el marketing. En México adquirió práctica en gestión de ventas y estructura empresarial y junto a su hermana llevó, durante cinco años, la dulcería- pastelería BurnerBrothers.
El lugar, ubicado en la capitalina calle San Rafael, pondera, además de un excelente trato a los clientes un concepto informal respecto al decorado y al servicio. “Los consumidores están cómodos con eso: de la misma manera que pueden sentarse a tomar un café o comer un dulce, pueden pedir un helado en el mostrador y marcharse”, asegura.
Eso garantiza que, mientras dure el servicio, todo transcurra con rapidez y dinamismo en esa concurrida localidad del Vedado.
¿Cuán factible resulta la ubicación de Montefreddo cerca de la Universidad de La Habana y de otros sitios de interés social y turístico?
En mi experiencia, considero que la ubicación es un factor importante pero no es determinante en la gestión final del negocio. Esta, en particular, sí es cierto que tiene muchas ventajas, sobre todo, por la afluencia de público. En los primeros días de este año realizamos un estudio estadístico sencillo de la cantidad de clientes que asistían y alrededor de 50 por ciento son estudiantes de la Universidad de la Habana. Eso nos ayuda a definir una directriz de mercado.
¿Qué ventajas reviste establecer un negocio de heladería en Cuba?
El mercado del helado en nuestro país tiene características bastante predecibles; favorece su comercialización las condiciones tropicales y, además, no tiene un panorama competitivo fuerte. El nombre alude a una localidad italiana con una cultura heladera muy particular, diferente a la nuestra. Pensamos, que esa denominación resultaría singular pues vender gelato y hacer referencia al idioma italiano es algo que funciona comercialmente.
¿Cómo lograr ese equilibrio entre calidad y precio?
Se consigue con mucho estudio, preparación y formación en este mundo. También el apego a las fórmulas y cantidades originales. La heladería es una ciencia constituida y comprende recetas, balances, tablas de nutrición para alcanzar valores específicos, cremosidad y sabor. Mi concepto de venta consiste en tratar de llevar el precio a lo competitivo pero que sea indiscutible el factor calidad. En esa conexión o correspondencia está el éxito.
¿Cuál es el proceso de elaboración de los productos que ofertan?
Para la elaboración de los dulces seguimos métodos de preparación internacionales bien conocidos, especialmente, pastelería francesa tradicional y repostería norteamericana, pero nuestro mayor acierto o aporte, ha sido la adaptación de esas recetas a los ingredientes disponibles en Cuba. Eso, constituye también nuestro sello. Algunas de ellos son el brownie, los cheesecake, el lemon pie y las galletas choco chip.
En el caso de los helados lo producimos aquí e, indiscutiblemente, el sabor que más vendemos es el chocolate. Tenemos otros que tienen una aceptación tremenda y son el Nutella y el Banana Split, este último helado con base de leche de plátano, caramelo salado y dulce de leche.
Impulsas dentro del negocio un programa de entrenamiento a los trabajadores. ¿En qué consiste y cuánto ha ayudado al desempeño exitoso del lugar?
Uno de los propósitos en Montefreddo es capacitar en ventas a las personas que laboran aquí, la mayoría sin ningún historial en el sector. Esa es una de mis funciones y, debo decir, que nuestros trabajadores poseen un alto nivel de preparación y humildad. Muchos de ellos son graduados en ingeniería, economía y contabilidad.
Además de la remuneración financiera, están motivados por el ambiente de afabilidad, las buenas relaciones, el aprendizaje y, lo que yo denomino, grado de especialización. Tienen aspiraciones y oportunidades de crecer dentro del negocio, incluso alcanzar puestos administrativos con mejores salarios. Esta armonía dentro del negocio me permite enfocar mi energía en otras cuestiones. Según mi percepción si eso no existe en una empresa, estás al borde del caos todo el tiempo.
Con el estudio estadístico que mencionaste anteriormente pudiste determinar quiénes acudían al establecimiento y los horarios en que lo hacían, pero ¿cómo evalúas la aceptación o no de los productos?
Insto a los vendedores a preguntarle a los clientes y, también, a que los consumidores nos den recomendaciones. En el diálogo debe quedar claro que trabajamos para ellos que es distinto a “el cliente siempre tiene la razón”. Es importante escucharlos y, reitero, respetar las directrices de calidad.
En un año de trabajo, Montefreddo ha superado las expectativas y proyecciones de su dueño. Desde 2012, cuando inauguró su primer negocio, Antonio Camacho ha vivenciado un notable proceso de aprendizaje que ahora contagia a su equipo.
La adaptación de recetas internacionales a los ingredientes disponibles en Cuba, el apego a las fórmulas y cantidades originales, y los programas de entrenamiento a los trabajadores constituyen se sello identitario y la clave de su éxito.
Son sin duda alguna, los dulces y helados mejores de la habana. Además de precios asequible para esta población.