Novedosas medidas en el sector agropecuario estimulan producción de alimentos en Cuba
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POR Danay Galletti Hernández
Una de las novedades de las medidas aprobadas en Cuba para el impulso de la producción de alimentos radica, especialmente, en la posibilidad de que los productores de ganado menor comercialicen de forma directa las carnes en la red minorista, en moneda nacional o divisa, sin que medie una empresa estatal.
El paquete de 63 disposiciones, de las cuales 30 son consideradas como prioridad y el resto de carácter inmediato, incluye también la disminución de las tarifas eléctricas y de agua a los campesinos y del precio a los piensos, alimento para animales constituido por una mezcla de materias primas.
En el caso de los servicios de generación de energía eléctrica, si bien varían según los costos de combustible se establecerá una tarifa fija para esa esfera, por su significación para el país, con independencia de los cambios en los precios del petróleo a nivel mundial y la estructura de generación interna.
Las normas comprenden la garantía de la venta de carne bovina (vacuno y búfalo) y el autoconsumo por los trabajadores del sector, una vez cumplan con el compromiso estatal. Igualmente, el productor está autorizado a la búsqueda directa de insumos y maquinarias y a la venta liberada de leche y sus derivados.
Durante el anuncio, los directivos del sector reconocieron que las medidas favorecerán la eliminación de intermediarios, la calidad de los insumos, la autonomía del territorio y el autoabastecimiento, sumado al impulso de la estrategia de desarrollo hasta 2030 y el ordenamiento monetario.
Las decisiones definen como prioridad la política de mercadeo de los productores agropecuarios y cooperativas, de forma independiente o conjunta, desde el arrendamiento de locales para la venta minorista y el aumento de la nomenclatura de productos autorizados en la comercialización al turismo.
Actualmente, los principales problemas del sector agropecuario residen en la “excesiva burocracia” en los trámites para la entrega de tierras ociosas, falta de control en su utilización y encarecimiento innecesario como consecuencia del intermediario entre el productor directo y el cliente final.
Otras dificultades expuestas son: la baja productividad y la limitada aplicación de los resultados de la ciencia y la innovación en esas actividades. Datos oficiales revelan, asimismo, que el país dispone de más de 10 millones de hectáreas de tierras, de ellas 6 millones son agrícolas y solo la mitad están cultivadas.