Un ejemplo de lucha sin descanso contra la Covid-19
POR Danay Galletti Hernández
Innovación, emprendimiento y ciencia son tres conceptos imprescindibles en la búsqueda de una cura contra la Covid-19 en Cuba. De ahí que, sea uno de los países líderes en la obtención de candidatos vacunales, la aplicación de protocolos sanitarios y tratamientos efectivos.
Desde las 7 de la mañana y hasta casi la media noche, el Dr. Gerardo Guillén es uno de los científicos que permanece en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología. Más de tres décadas avalan su experticia en el campo de la biología molecular, genética e inmunología y, actualmente, interviene en los ensayos clínicos de las vacunas contra la pandemia.
“La institución se constituyó en 1986, a partir del aporte y la voluntad de los jóvenes científicos. Éramos todos recién graduados y, para muchos, este ha sido el único lugar de trabajo. Pero, la situación que hoy enfrentamos es, quizás, la etapa más dura”, asegura el investigador de 57 años de edad.
Al comienzo tenían el gran reto de contribuir en el campo de la ciencia. Luego vino el gran hito de la vacuna preventiva contra la Hepatitis-B y la respuesta frente a otras epidemias. Por tanto, considera que Cuba asume el enfrentamiento al nuevo coronavirus con instituciones maduras y tecnólogos e investigadores capacitados.
Guillén, quien se desempeña como Director de Investigaciones Biomédicas, asegura que trabajan en varios productos a la vez, entre ellos los utilizados en el tratamiento de los pacientes como el Interferón y el Heberferon.
¿Cómo ha cambiado la dinámica laboral desde el comienzo de la pandemia?
“Siempre digo que la Covid-19 nos ha traído consecuencias negativas, pero también un nuevo estilo y experiencias útiles. Hemos incrementado la eficiencia, logrado resultados acelerados y puesto las nuevas ideas, hipótesis y proyectos a disposición de los investigadores con más experiencia, para asimilar el combate a la epidemia desde la prevención, las etapas tempranas y el diagnóstico”.
Más de 300 personas intervienen en los diferentes procesos de creación de un producto farmacéutico en el CIGB. ¿Qué responsabilidad y compromiso implica la participación y vigilancia de esos proyectos biomédicos?
“Tenemos una cartera de más de 30 proyectos en este momento, vinculados a las enfermedades infecciosas, en el área oncológica, autoinmunidad, cardioprotección y neuroprotección, tanto en el impulso de nuevos productos farmacéuticos como en vacunas profilácticas y terapéuticas. Casi en su totalidad, cuentan ya con patentes, más de 70 por ciento concedidos en países europeos y Estados Unidos. Sobre todo, demanda un trabajo intenso de coordinación e integración”.
¿Cuán necesario resulta el apoyo y compresión de la familia?
“Sin el soporte y estímulo de la familia no pudiéramos trabajar como lo hacemos, ellos comprenden y toleran el tiempo que dedicamos a la investigación. Algunos de mis compañeros y yo tenemos la ventaja de que nuestras parejas son profesionales del centro, con lo cual es más fácil entender y, a la vez, podemos compartir más tiempo juntos porque apenas estamos en la casa”.
Cuándo concluye la batalla diaria por encontrar una vacuna contra la Covid- 19 y usted realiza un balance de cada resultado ¿qué sensación experimenta?
“Una gran satisfacción por lo que hemos hecho y la oportunidad de laborar de manera coordinada entre todas las instituciones del grupo de Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica de Cuba, el personal médico y las instalaciones hospitalarias. Si bien ya existía, se ha potenciado extraordinariamente la colaboración y las relaciones humanas, lazos y estrategias que contribuirán en el futuro a la amplia cartera de proyectos del CIGB”, reflexiona.