
WhatsApp Business: La tienda en el bolsillo de los cubanos
Por Lorena Pérez Méndez
Desde que la conectividad por datos móviles llegó a Cuba en 2018, los hábitos de comunicación y consumo han cambiado a gran velocidad. En un país donde el comercio electrónico enfrenta limitaciones técnicas, financieras y regulatorias, WhatsApp Business se ha convertido en una de las herramientas más eficaces para conectar a negocios y clientes. Lo que en muchos países funciona como un complemento, en la isla deviene un auténtico canal de ventas y promoción.
Para una dueña de cafetería en Centro Habana, el teléfono se ha vuelto la caja registradora más importante. “Casi todos mis pedidos entran por WhatsApp. Ahí muestro fotos del menú, confirmo encargos y organizo entregas a domicilio”, explica.
Su historia no es única: desde pequeños talleres de confección hasta estéticas, servicios de mensajería y reposterías, el catálogo digital de WhatsApp Business se ha vuelto una especie de “tienda virtual” accesible desde cualquier barrio.
La aplicación permite a los negocios mostrar productos con precios, añadir imágenes, generar respuestas automáticas y segmentar clientes. Para un contexto como el cubano, donde abrir y mantener una página web es costoso y poco práctico por las dificultades de hospedaje y pago online, WhatsApp Business ofrece inmediatez y bajo costo.
En otros países, plataformas como Shopify, Amazon o Mercado Libre han marcado el auge del comercio electrónico. En Cuba, sin acceso a la mayoría de esos servicios y con un sistema financiero limitado, WhatsApp Business ha asumido esa función de manera informal.
La herramienta también resuelve un obstáculo habitual: la comunicación directa. El cubano está acostumbrado a negociar, preguntar y ajustar. A diferencia de un carrito de compras automático, WhatsApp permite regatear, pactar entregas o incluso encargar variaciones personalizadas.
“Que te respondan rápido y con amabilidad es tan importante como el precio —asegura una clienta habitual de un negocio de cosméticos—. Si me mandan la foto, me confirman el stock y me mantienen informada, repito sin dudar”.
WhatsApp, con su inmediatez y cercanía, se convierte en un canal ideal para cultivar esa confianza. Los audios de voz, las fotos tomadas en el momento y los estados que muestran la rutina del negocio humanizan la relación comercial y refuerzan la fidelidad de los clientes.
Sin embargo, el modelo no está exento de dificultades. La conectividad sigue siendo cara para muchos, lo que limita el alcance de la estrategia digital. Además, la gestión manual de pedidos a través de WhatsApp puede volverse caótica cuando el volumen de clientes crece.
“Si recibes 20 pedidos en una mañana, corres el riesgo de perder información en medio de la conversación”, comenta un repartidor que trabaja con varias cafeterías habaneras. Algunos emprendedores han empezado a combinar WhatsApp Business con hojas de cálculo en Google Drive o con bots que ayudan a clasificar mensajes, pero estas soluciones no son aún generalizadas.
Pese a las limitaciones, la creatividad cubana vuelve a imponerse. Algunos negocios ya usan el estado de WhatsApp como “valla publicitaria” para anunciar promociones diarias. Otros crean listas de difusión segmentadas por tipo de cliente, imitando la lógica del correo electrónico. Incluso hay emprendedores que organizan rifas y concursos para mantener a sus seguidores activos.
El camino del marketing digital en Cuba sigue marcado por las carencias tecnológicas y financieras, pero también por la resiliencia de sus protagonistas. WhatsApp Business, una herramienta global pensada como complemento, se ha transformado en eje central del comercio en la Isla.
Con la expansión de la bancarización y la posible llegada de nuevas plataformas, su rol podría evolucionar. Pero hoy, en el escenario cubano, WhatsApp no es solo un canal de comunicación: es la vitrina, la caja y el dependiente de confianza.