Canva, la startup que democratiza el poder de diseñar

Hoy es una de las plataformas de diseño más influyentes del mundo, valorada en miles de millones de dólares y utilizada por más de 100 millones de personas cada mes, pero en sus inicios, Canva fue una herramienta elemental, creada en 2007 por Melanie Perkins, por aquel entonces estudiante de la Universidad de Western Australia, para diseñar sin necesidad de programas profesionales como Adobe InDesign o Photoshop.

Lo que en un momento solucionó un problema puntual, fue creciendo al punto en que, junto a su pareja Cliff Obrecht, Perkins desarrolló Fusion Books, una plataforma que consiguió un modesto éxito en el mercado educativo australiano, pero sembró la semilla de una visión mucho más ambiciosa.

Ambos estaban convencidos de que el diseño gráfico debía ser tan fácil como arrastrar y soltar elementos en una página, por lo que comenzaron a soñar con una plataforma global que permitiera a cualquier persona, sin experiencia previa, crear diseños de aspecto profesional.

Durante varios años, Perkins y Obrecht intentaron captar la atención de inversores para escalar su idea, pero no pocos les cerraron las puertas, hasta que en una competencia de startups en 2011 conocieron a Bill Tai, un inversionista de capital de riesgo de Silicon Valley.

Tai se interesó en el proyecto y le presentó al equipo a expertos en tecnología que serían fundamentales para el desarrollo de la plataforma, incluido Cameron Adams, ex diseñador de Google, quien se unió como cofundador y director de producto.

En 2013, Canva fue lanzada oficialmente al público. La propuesta era clara: ofrecer una plataforma de diseño accesible, intuitiva y basada en la nube. La simplicidad de uso, unida a una biblioteca cada vez más amplia de plantillas, fuentes e imágenes, atrajo rápidamente a millones de usuarios en todo el mundo.

Uno de los mayores aciertos de Canva ha sido su modelo freemium. Mientras que la mayoría de sus funciones básicas son gratuitas, ofrece planes de suscripción con características premium, como herramientas avanzadas de marca, almacenamiento adicional y acceso a una biblioteca más rica de contenidos.

El crecimiento fue exponencial. En sus primeros cinco años, Canva acumuló más de 10 millones de usuarios y para 2023 ya había superado los 100 millones. Las empresas comenzaron a utilizar Canva como una alternativa más ágil y económica frente a los costosos programas tradicionales de diseño gráfico.

Además de sus servicios tradicionales, en los últimos años Canva ha lanzado funciones como la edición de videos, la creación de presentaciones, la colaboración en tiempo real y, recientemente, herramientas impulsadas por inteligencia artificial.

En 2021, la empresa fue valorada en más de 40 000 millones de dólares, con lo cual se convirtió en una de las startups más valiosas del mundo y una de las pocas tecnológicas lideradas por una mujer que ha alcanzado este nivel.

Lo que comenzó como una herramienta para crear anuarios escolares ha transformado profundamente la forma en que millones de personas, desde estudiantes hasta grandes corporaciones, comunican sus ideas. Canva no solo ha cambiado el diseño; ha cambiado quién tiene acceso al poder de diseñar. Y eso, más allá de cualquier cifra financiera, es el legado más trascendente de esta startup australiana.

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