Haber alcanzado un millón de usuarios en los primeros cinco días tras su lanzamiento es el récord que revela el impacto de ChatGPT en el ciberespacio. “El último bombazo de Silicon Valley”, así han denominado a este chatbot de Inteligencia Artificial (IA) especializado en mantener conversaciones y responder interrogantes.
Detrás del éxito del momento está la empresa OpenAI, un laboratorio especializado en Inteligencia Artificial fundado en 2015 sin ánimo de lucro y cuyo objetivo principal era prevenir los riesgos de que la tecnología acabara evolucionando hasta ser una amenaza para la humanidad. Parece una película de Will Smith sobre la rebelión de los robots, pero no lo es.
Para que pueda desarrollar diálogos con sus usuarios, ChatGPT ha sido alimentado con enciclopedias en línea, libros, noticias, páginas web, textos académicos y las más inimaginables bases de datos, gracias a lo cual este chatbot puede lo mismo redactar artículos científicos que diseñar memes.
Con más de 175 millones de parámetros, el modelo es ideal para realizar tareas relacionadas con el lenguaje, desde la traducción hasta la generación de texto, aunque la información que maneja llega hasta el 2021 y, por ende, no puede comentar sobre hechos recientes.
La interacción con ChatGPT es, además, sumamente fácil: tiene un formato de diálogo en el que el usuario da instrucciones, formula preguntas, solicita contenido y recibe de vuelta la respuesta en cuestión de segundos, más rápido incluso que todos los buscadores hasta ahora exitosos en Internet.
Sin embargo, ese punto viene levantando polémica desde el principio, pues la nueva herramienta puede estimular el plagio, al ser empleada para la redacción de artículos con fines docentes, aunque la propia aplicación advierte a sus usuarios que la información resultante puede ser incorrecta.
“Todo nuestro sistema educativo está en entredicho, y cada vez lo estará más”, declaró recientemente Jerry Davis, profesor de la Escuela de Negocios Ross de la Universidad de Michigan, luego de que ChatGPT obtuviera notable en un examen de la escuela de negocios Wharton. Ha logrado, incluso, resolver difíciles cuestionarios en materias tan diversas como Lógica y Medicina.
Otro ámbito que se ve comprometido es el mercado laboral, una arista sobre la cual ChatGPT ha respondido directamente: “Los empleos que se pueden ver amenazados por mí son aquellos que implican la realización de tareas que son fácilmente automatizables, como la entrada de datos, el procesamiento de información, la realización de tareas administrativas, etc. Sin embargo, también se espera que pueda ayudar a mejorar y crear nuevos empleos en áreas como la automatización de tareas, la inteligencia artificial, la robótica, entre otros”.
Esta semana trascendió a los medios la primicia de que la compañía trabaja en una versión de ChatGPT de pago, que contará con beneficios atractivos como respuestas más rápidas e ilimitadas y actualizaciones más sistemáticas para quienes estén dispuestos a erogar 42 dólares mensuales.
La buena noticia es que, por el momento, la versión gratuita seguirá funcionando.
