D'artem: llegar a las infancias desde el arte y el amor por la naturaleza

La Quinta de Los Molinos, centenario parque habanero, no es sólo un remanso verde en medio de la capital de Cuba, sino que es el escenario de un joven proyecto que promueve, desde la inclusión, el desarrollo de los infantes a través del arte y el contacto con la naturaleza.

Bajo el nombre de “D’artem”, desde hace casi 1 año, agrupa a niños y niñas de diferentes edades para aprender sobre los animales, el Medio Ambiente, la naturaleza,  entre otros temas, siempre partiendo de la base de las manifestaciones artísticas.

En la Quinta de Los Molinos, que desde 1987 es Monumento Nacional, es habitual hallar a personas que disfrutan de la belleza del lugar, pero tres veces a la semana se llena de pequeños, quienes llegan para asistir a los talleres de “D’artem”.

Marisol Reyes, graduada de Gestión del Patrimonio y una de las especialistas de La Quinta de Molinos, lidera el proyecto junto a otros cuatro jóvenes, quienes son los encargados de impartir los diferentes talleres infantiles.

Marisol, de 31 años, explicó a Nego que siempre le gustó el trabajo con los niños y la idea de crear un proyecto para ellos surgió porque “muchas veces no tienen espacios cuando salen de la escuela, o están de vacaciones, donde hacer actividades vinculadas al desarrollo de actividades artísticas”.

Paralelo a su profesión como gestora patrimonial en el importante jardín habanero, dedica su tiempo libre al Trabajo por Cuenta Propia en “D’artem”, y sueña con sumar cada vez a más pequeños a las actividades que realizan.

“Se me ocurrió la idea de hacer este proyecto donde ellos pudieran desarrollar actividades de estimulación cognitiva, la memoria, la atención, su pensamiento, y a la vez con temas que tienen que ver con el arte y el Medio Ambiente”, aseguró Marisol.

Pintura creativa, música y actuación, son los talleres que imparten tres veces por semana, y con frecuencia quincenal y mensual dedican espacios a la fotografía, la repostería y protección del Medio Ambiente, entre otros temas.

Contó la joven emprendedora que el nombre del proyecto que en el próximo mes de marzo cumplirá su primer aniversario, surgió de un juego de palabras con la palabra “arte” en latín, ya que el arte es la base de la iniciativa,  aunque el proyecto es mucho más abarcador.

“No es solo para desarrollar las manifestaciones artísticas, sino las capacidades cognitivas de nuestros niños y niñas”, explicó la líder de la iniciativa, mientras realizaba un juego de crucigrama con los pequeños.

“Trabajamos desde la inclusión, hay niños y niñas con necesidades educativas especiales o en situación de vulnerabilidad y a todos los aceptamos, somos un proyecto diverso”, aclaró.

“Mi hija era muy introvertida y tímida, pero desde que empezó aquí cambió notablemente su comportamiento”, contó Negó Yanet Hernández, madre de una pequeña de 7 años que asiste a los talleres de “D’artem”.

Aseguró que con espacios como este los niños tienen otras expectativas de aprendizaje, más allá de la escuela y el hogar.

Alberto Arias, el padre de uno de los infantes que asiste a los talleres de D’artem, afirmó a Nego que es importante que los niños interactúen con la naturaleza, el Medio Amiente y con otros niños, “especialmente después de la experiencia que vivimos con la covid-19”.

“Ellos ahora están volviendo a socializar. Aquí mi hijo, de seis años, juega con otros niños, interactúa y aprende”, dijo.

Para María Clementina Gómez, abuela de una Emma, de 5 años, iniciativas como esta son “fundamentales”.

“Mi nieta es muy inquieta, y este proyecto la ha ayudado a su desarrollo psicomotor, a socializar y a adquirir conocimientos”, dijo Gómez.

Sentados bajo una enorme ceiba, cerca de una decena de niños y niñas de diferentes edades, aprenden sobre el mundo animal guiados por los miembros de D’artem, específicamente sobre especies exóticas como parte del taller “Animales asombrosos”.

Alejandro Reyes, un artesano y amante del mundo animal es el especialista encarado de este taller.

Serpientes, arácnidos, invertebrados como el ciempiés, ranas y sapos, entre otras especies, son mostradas a los niños desde distancias seguras, aunque en ocasiones los pequeños se acercan e interactúan con algunos animales, siempre bajo la supervisión de los adultos.

“Traigo animales que son endémico de Cuba para que se familiaricen y otros que generalmente a los adultos les causan repulsión, para que los niños no crezcan con la idea de que estos animales deben matarse o mutilarse”, comentó el especialista.

Thiago Iglesias, un inquieto pequeño de 3 años, dijo a Nego luego del taller del pasado sábado, que su animal preferido fue la serpiente.

 Luego de aprender sobre las características de cada especie, los pequeños dibujan sentados al aire libre, lo cual les ayuda a desarrollar el control muscular, liberar la ansiedad y desarrollar la motricidad gruesa, según explicaron los profesores del proyecto.

“En el futuro quisiera incluir a diferentes públicos, adultos mayores, jóvenes con necesidades educativas especiales, a los padres de los niños, y sumar la mayor cantidad posible de manifestaciones artísticas”, aseguró Marisol.

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