Las Tunas y sus cajas fuertes

Las primeras cajas de seguridad tienen fecha de fabricación en la Edad Media, cuando se construían baúles de madera reforzada con barras de acero. Con los avances de la metalúrgica se comenzaron a producir las de hierro fundido en el siglo XVII. Más adelante, en 1818 en Inglaterra aparece la versión moderna de este producto, con el primer mecanismo de cerradura y bloqueo.

Seguridad, resistencia y protección son rasgos comunes de cada una de ellas en cualquier época, porque surgieron y se conciben para resguardar valores. Y son esas características las que sostiene actualmente a la pequeña empresa Cepwar, de Las Tunas, enfocada en la construcción de cajas de seguridad, cajas registradoras, así como cerraduras y otros elementos relacionados.

Edwar García Ramírez es el líder de la entidad privada y muestra en sí mismo la evolución de esta especialidad, al iniciar como trabajador por cuenta propia vinculado con la cerrajería, hasta transitar la ruta de los nuevos actores de la economía cubana, y determinado a incidir en la sustitución de importaciones.

Entre las debutantes Mipymes de la provincia hace dos años saltó a la vista la novedad de Cepwar. Y, la dirección del Grupo Empresarial de Comercio, Gastronomía y los Servicios fue la primera en solicitar sus creaciones, atendiendo a que, para proteger sus unidades, dispersas por todo el territorio, se requerían mil cajas fuertes.

De esa demanda, nacieron ideas y diseños que requirieron otros insumos, y propiciaron concretar alianzas con empresas locales. Fue así como comenzaron a disponer de los cilindros de gas licuado ya sin valor de uso para almacenar el combustible. De ellos obtienen un material muy resistente y duradero que reúne las condiciones para los cofres de caudal. Mientras, la Empresa de Recuperación de Materias Primas facilita recursos que demandan sus producciones.

A los diseños tradicionales de cajas de seguridad, se sumaron otros, aprovechando suministros disponibles en la propia provincia. Hoy el catálogo de la pequeña empresa se ha enriquecido y diversificado. En él se pueden encontrar cerraduras básicas de varias combinaciones y cajas fuertes de diferentes formatos; también, una amplitud de servicios, que garantizan la integralidad en la cerrajería, con altos estándares técnicos y éticos.

Según refiere Edwar hoy el cliente líder de la iniciativa privada es Sepsa Santiago de Cuba. Pero, “nosotros comercializamos en todo el país, aclara. Nos esforzamos mucho buscando las materias primas que hoy abunda en casi toda Cuba, enfocados en la economía circular y dándole un nuevo valor agregado antes de su destino final”.

Aunque el mercado de los bienes de Cepwar se encuentra tanto en el sector privado, como el estatal, actualmente este último acumula los mayores pedidos. Y, también es el principal proveedor de los recursos que emplean en sus talleres.

La profesionalidad es el aval que sobresale en la pequeña empresa, hasta ahora la única de su tipo aprobada en Cuba. La relevancia de su quehacer le abre las puertas desde un stand en Expocaribe el pasado año, hasta la garantía para proteger valores.

Trabajar de forma encadenada con empresas estatales y lograr que estas tomen conciencia de la importancia que tiene el resguardo de sus bienes la consideran la misión de la pequeña empresa, según afirma el emprendedor. “Somos conscientes de que cuando se logre más cultura sobre temas de seguridad, las entidades podrán alcanzar una mayor eficiencia económica. Y Cepwar está más convencido que nunca para asegurar el futuro”.

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