Los beneficios de hacer de tu negocio una industria creativa

Es evidente que los cubanos, que de alguna forma están vinculados al sector privado, son capaces de discernir las  problemáticas, que para su actividad, ha ocasionado el confinamiento social de la crisis sanitaria provocada por la COVID-19; y son  conscientes además, de su capacidad para enfrentarla.

Ahora, ¿cómo afrontar los efectos que traería la crisis que se vislumbra, una vez vencida en efectos parciales esta etapa de COVID, queda algo desentendido por estos actores?

Las autoridades y decisores cubanos han ralentizado el proceso de transformaciones más urgentes hacia el sector privado. Se han dado algunos pasos, en este sentido, como la sustitución del listado anterior de actividades por cuenta propia permitidas por un listado negativo, aunque, todavía se excluyen algunas de perfil profesional que han sido demandadas por los actores privados cubanos. Estas nebulosas que podían haberse despejado, ahora se intersectan con otras problemáticas generadas por la pandemia, un desafío que pone a prueba la capacidad de resolución más creativa de este sector para enfrentarlos.

¿Economía creativa?

El fenómeno de la economía creativa podría ayudar a los “emprendedores” cubanos a ser más resilientes ante la nueva crisis. El conocimiento de este concepto por parte de estos actores, ¿cómo aplicarlo a su negocio y cuáles son los beneficios que proporciona?, podría ser un elemento clave para el “cuentapropismo” en Cuba y un motor impulsor de desarrollo económico. Este término, asociado a negocios privados de pequeña escala, se refiere a aquellas economías que presentan un valor agregado ya bien creativo, cultural y/o identitario diferente, al valor fundamental de su actividad; que le proporcione beneficios adicionales a su negocio y a la comunidad donde reside.

Las economías creativas ofrecen productos que parten del conocimiento, que tienen un fundamento cultural e identitario, tienen una proyección social y cultural, se interesan por la difusión y conservación del patrimonio y generan ganancias significativas y empleos.

El sector privado en Cuba, motivado fundamentalmente para la creación de un negocio por necesidad económica, hace que las actividades desarrolladas, en su mayoría, se categoricen como marginales o de subsistencia; asunto que hace reflexionar ante el hecho de la pérdida del espíritu emprendedor de sus creadores, lo que se convierte en un factor de riesgo en su resistencia ante, por ejemplo, esta coyuntura sanitaria.

Dentro del sector privado en Cuba hay muy pocos negocios que pueden clasificar como economías creativas y es, que la mayoría de los trabajadores por cuenta propia no ostentan un valor agregado desde el punto de vista de la innovación y la creatividad asociado a su actividad fundamental, que pudiera ser significativamente beneficioso para su negocio.

Los primeros pasos

En nuestro país, en los últimos años y fundamentalmente en las grandes ciudades, se ha desatado un boom de industrias creativas privadas que han buscado propuestas muy diversas e innovadoras. Algunos emprendimientos han pasado de brindar su servicio fundamental, a ofrecer otros nuevos y creativos. Es el caso de “Luly Salón” del reparto Miramar de La Habana que aboga por nuevos servicios como tutoriales de bellezas online y otros especializados a domicilios. Además, prevé para estos meses venideros, comenzar con clases para enseñar técnicas de la profesión a jóvenes y realizar eventos de modelaje exhibiendo sus mejores trabajos.

Algunos “emprendimientos” cubanos, ante de la COVID, ya ostentaban formar parte de industrias creativas lo que les ha asegurado hoy, no solo su supervivencia sino beneficios agregados en el futuro. Ejemplo de ello es el famoso paladar “La Guarida” que utiliza técnicas de la cocina de vanguardia sobre la base del criollismo gastronómico de la Isla, y brinda otras propuestas artísticas vinculadas a su negocio. Con esta situación sanitaria comenzó con un nuevo servicio llamado “La Guarida en tu casa”, mediante el cual los clientes pueden contratar los servicios de bar, cocina e incluso su chef privado, logrando llevar a los hogares el clima creativo de su instalación.

En ese sentido, sería necesario que estos cambios en los modelos de negocio hacia una mayor creatividad e iniciativa, se prolonguen en el tiempo, y no solo surjan en tiempos difíciles como respuesta reactiva.

Acortar el camino

Son muchas las potencialidades en las que se pueden apoyar las instituciones encargadas de la gestión de los territorios. Continuar evolucionando en el desarrollo económico, social y cultural del mismo y lograr que una mayor parte de los negocios por cuenta propia presenten un valor cultural asociado a su actividad fundamental se reflejaría en lograr un desarrollo económico más sostenido desde el territorio. Aquí, algunas líneas de acción podrían contribuir:

  • Publicar en los medios de difusión territorial y nacional propuestas innovadoras de actividad creativa de los emprendimientos más exitosos.
  • Crear grupos de asesoramiento que se encarguen de formular nuevas propuestas asociadas a la economía creativa y que guíen a los negocios privados existentes, que aún no ofrecen bienes y servicios creativos; una posibilidad de inclusión de un valor cultural en sus propuestas.
  • Celebrar eventos de intercambio (incluso online) con emprendedores locales y expertos en este tipo de economías.

Los “emprendedores” cubanos están obligados a tomar ciertas providencias, encaminados sobre todo hacia la innovación. En Cuba existe una mano de obra calificada, con ideas de negocios excelentes, de gran creatividad y preparación. Desarrollar el comercio electrónico, nuevas técnicas de negocio, servicios domiciliarios, cursos y clases online, aplicaciones más avanzadas y replantearse la estructura del negocio sería un camino muy eficaz.

Estos actores del “emprendimiento” que podrían ser parte de las economías creativas deben reflexionar al respecto y darle a su actividad comercial un nuevo valor creativo: diferente e innovador. Es evidente que dentro de los actores del sector privado en Cuba existen enormes brechas en cuanto a las condiciones económicas, regulatorias, geográficas, financieras y de capacidad lucrativa de su actividad. Quizás esta sea la clave para los emprendedores en Cuba: pensar como industrias creativas.

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