Sedavid, donde la seda cubana se convierte en artesanía y cosmética natural

En pleno corazón del Barrio Chino de La Habana la artesana cubana Dalgis Chaviano convierte capullos e hilos de seda en piezas de artesanía y productos de cosmética natural.

Desde hace poco más de un año, pasa la mayor parte de su tiempo entre hilos de seda, en su tienda-taller ubicada en la casa de Artes y Tradiciones Chinas, donde le abrieron un espacio para mostrar sus confecciones e impulsar el conocimiento sobre la seda en la isla caribeña, a través de su proyecto “Sedavid”.

Dalgis, quien es Técnico Medio Superior en Economía, contó que llegó a la sericultura por la artesanía, un arte que le viene por tradición familiar.

“Los artesanos nos hemos dado a la tarea de dar a conocer el proyecto de la seda en Cuba”, aseguró la artesana.

 A finales del 2022 decidió abrir su negocio bajo el nombre “Sedavid”, que significa seda y vida, y es un juego de palabras con el nombre de su hijo menor, David.

“Somos un pequeño negocio familiar que defiende el amor por la seda”, explicó Dalgis, quien tiene un amplio catálogo de productos de cosmética natural y artesanías, entre los que se encuentran jabones, aceites esenciales, serum, aretes, collares, tejidos, postales y grabados, todos con el uso de la seda cubana como elemento común.

Los hilos y capullos de colores brillantes que usa en la confección de estos productos son fruto de un proyecto que se desarrolla en la Estación Experimental de Pastos y Forraje Indio Hatuey, en la occidental provincia de Matanzas, para la cría del gusano de seda (Bombyx mori) con el cultivo de la morera (Morus alba).

Asimismo, obtiene de la institución el aceite de la pupa del gusano y el agua que se utiliza en el procesamiento de los capullos. Ambos residuos, ricos en proteínas como la sericina, los emplea en la cosmetología.

“Gracias a Indio Hatuey y sus especialistas pude conocer a fondo todos los procesos vinculados con la obtención de la seda y me enamoré de ella”.

Contó que se trata de una materia prima única a la que no todo el mundo puede tener acceso porque es muy cara. Y según explicó, con apenas 20 gramos de hilo de seda, manos experimentadas pueden tejer una gargantilla exclusiva.

“Aquí tenemos la suerte de tener seda producida en Cuba, lo cual nos abre muchas posibilidades de creación”.

Igualmente, el proyecto incursiona en la moda sostenible, con el rescate de prendas manchadas o rotas, a las cuales les dan una segunda vida mediante técnicas de bordado con hilos de seda.

“Transformamos esas prendas en una pieza única con un bordado con hilos de seda y creamos vestuarios diferentes con un detalle especial”, explicó a Negolution.

En su local casi siempre la acompaña Ezequiel Ferrer, un amigo con quien comparte la pasión por el trabajo con la seda.  

“Es un material muy fino, es difícil aprender a trabajar con ella, pero luego te enamora”, contó Ezequiel mientras confeccionaba un juego de aretes y collar de moña trenzada, con capullos e hilos de seda.

Según él, aunque son un negocio muy joven, en cada feria donde han participado las personas se interesan por su trabajo.

“Utilizamos mucho el rojo y el dorado que son los colores de la cultura china”, añadió.

Desde hace varios años Cuba asume la sericultura como una alternativa sostenible para el desarrollo de productos destinados a las industrias biomédicas, biotecnológicas, cosméticas y textil, de ahí que desarrolle sus bases científico-metodológicas a fin de garantizar su sostenibilidad.

La filosofía de negocio de Dalgis es no desaprovechar absolutamente ninguna materia prima. Llaman la atención en la galería-taller de “Sedavid” varios grabados sobre papel craft reciclado con temáticas chinas, confeccionados por artistas de la comunidad. Ese papel es utilizado para la crianza del gusano de seda, y una vez que termina su ciclo de reproducción se procesa y reutiliza.

“En la sericultura se puede aprovechar todo y en Sedavid nos hemos propuesto no botar absolutamente nada, ni siquiera un pedacito de hilo que se corte”, aseguró la artesana.

Creadores de La Habana, Mayabeque, la ciudad de Trinidad en la provincia de Sancti Spíritus, Matanzas y Ciego de Ávila desarrollan en la actualidad confecciones de tejidos y bisutería con el hilo de seda cubano, con una excelente calidad, según destacó Chaviano,

La sericultura se ha convertido en una fuente de ingresos y empleos en el país, que permite sustituir importaciones e incorpora productos a la industria nacional, algunos con posibilidades de incursionar en el mercado internacional.

“En el país ahora mismo tenemos varios sectores que estamos trabajando la seda en una línea de trabajo o en otra”, explicó la líder de “Sedavid”, en referencia a diferentes creaciones de artesanos nacionales que trabajan la seda y a los cuales ofrece un espacio de comercialización en su local.

Nuestro sueño a futuro es llegar a producir nuestra propia seda, pero por el momento nos alegra mucho promover su uso y beneficios en Cuba”.

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