Un sueño A toda Velocidad

“La velocidad es adictiva, una vez que la pruebas, no puedes vivir sin ella”, Valentino Rossi (The Doctor, con su #46 es piloto con más podios (235) en la historia del Mundial de Motociclismo, y además ha conseguido el mayor número de victorias (89), podios (199) y vueltas rápidas (76) en MotoGP)

Hay personas que miden el tiempo por su capacidad de hacer más en pocas horas o usar muchas horas en hacer bien una tarea; pero para este grupo de muchachos que se dedican a armar, reparar y usar sus motos de alto cubicaje, el tiempo se mide “a toda velocidad”.

En una ciudad pequeña como Pinar del Río, es difícil no escuchar cuando una moto de 1000 CC atraviesa las calles de la urbe; y es imposible no sentir hasta un poco de adrenalina si te pasan por el lado. Los niños adoran verlas cuando salen en grupo y añoran un día manejarlas.

Fue ese el sueño que cuando niños tenían “El Macho” (José Carlos Guerra) y Yoslandy Hernández. El primero de ellos, adaptado a moverse siempre en una moto, porque su papá poseía un ETZ, soñó tanto parecerse a Rossi, que, aunque aún no conoce Italia, país origen del corredor, al menos sabe armar Yamahas como las que ha tenido el emblemático The Doctor 46.

Pero su anhelo no se quedó en solo poseer una moto de este tipo, sino en aprender a armarla “pieza a pieza” para poder disfrutarla.

En el arte de mecanear ese tipo de vehículos, Yoslandy y José Carlos casi se han hecho expertos. Empezaron a interesarse por la mecánica de estos vehículos cuando Yoslandy decidió armar su propia moto de alto cubicaje, tiempo después, José Carlos tendría la de él, poniendo tornillo a tornillo con sus propias manos y hoy ya son casi 30 las motos que entre los dos han logrado conformar.

El trabajo que había consumido tantas noches de desvelos, se ganó el respeto de muchos en la ciudad más occidental de Cuba. Ahora comienza a crecer y a volverse otro sueño: tener el mejor de los talleres de mecánica para esas motos, primero en Pinar del Río… después en toda la isla caribeña.

“Nosotros somos capaces de entregar una moto en óptimas condiciones, sin fallos y cumpliendo al pie de la letra todas las especificaciones de fábrica en un promedio de tres días”, puntualizó José Carlos.

Como muchos de las grandes empresas mundiales, este obviamente también empieza en un garaje. Lleno de piezas y herramientas que una mujer periodista como la que escribe, necesita un doctorado para descifrar.

El taller de José Carlos y Yoslandy ya tiene en su haber unas 30 motos armadas o arregladas y por su experticia, estos muchachos amantes de la velocidad extrema esperan crecer en los próximos tiempos cuidando de cada Honda, Yamaha, Kawasaki, Ducati y Suzuki, como un padre a un hijo.

Para poder hacer su trabajo, José Carlos y Yoslandy poseen un Scanner OBD 2 de última generación con el cual pueden detectar los fallos en los motores

“En la gran mayoría de las motos que armamos partimos desde cero y, aunque tenemos máquinas de última tecnología como el scanner, gran parte de nuestras herramientas son elaboradas e innovadas por nosotros a partir de modelos originales”, detallaron los mecánicos.

Desde la red eléctrica, las gomas, los relojes, todo entra “regado” y sale bien colocado. Prueba de ello son los kilómetros que luego recorren y los sonidos, como si un cohete de la NASA atravesara por carretera.

En el taller no son solo Yoslandy y el Macho con sus uniformes azules y llenos de grasa, se unen electricistas, pintores, muchachos que hacen y colocan las calcomanías; todo un grupo de amantes de motos que las preparan mejor que una niña para su fiesta de 15.

“Aquí hemos tenido clientes de hasta Ciego de Ávila. Trabajamos cada moto con una dedicación particular. Desde la mecánica, hasta la limpieza, pero el dueño tiene que salir de aquí totalmente complacido”, dijo Yoslandy Hernández.

Además, actualmente trabajan en el proceso de elaboración de un cambio electrónico (Quick shifter) de producción nacional y con materia prima importada.

El nuevo proyecto del taller de José Carlos y Yoslandy, lo llevan a cabo junto con su equipo de programación y electrónica y será totalmente innovador en el país.

Hasta la fecha, esta iniciativa se encuentra en fase de prueba, por lo cual no dieron todos los detalles, pero si logran concretar la idea, los usuarios de estas motos de carrera podrían eliminar algunas de las importaciones de piezas específicas de alta demanda en este mundo de las motos de alta cilindrada.

“Estas piezas originales tienen un valor entre 200 y 600 USD dependiendo de la marca en el mercado internacional y estarían en el mercado a un precio inferior”, señalaron.

Para poder “pulir” cada detalle también poseemos una máquina de limpiar inyectores mediante ultrasonido y un banco de prueba para calibrarlos y llevarlos a un estado óptimo de funcionamiento, especificaron.

El amor por las motos de alto cubicaje ya capta a muchos en Pinar del Río; tanto así que todos aquellos con vehículos de ese tipo pertenecen a un grupo llamado Team Pinar con más de 15 integrantes, se reúnen para hacer viajes, competir (en pistas especializadas y de forma autorizada por las entidades competentes), compartir experiencias y rodadas.

Para estos muchachos, lo que hacen va más allá de la mecánica, como diría su ídolo Valentino Rossi: Andar en moto de carreras es un arte, algo que haces porque sientes algo dentro.”

Quizás el italiano ni imagina la admiración de este dúo de mecánicos y su equipo de apoyo que siguen los consejos del #46: “La vida es como montar en moto. Para mantener el equilibrio, tienes que seguir adelante.”

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