¿Quién no soñó con darle vida a los personajes de sus libros de cuentos favoritos? ¿Quién no quiso jugar a ser el héroe, y por qué no, el villano? Aunque esa no fuera la razón de peso para crear Perro Sato, Gissel Hondal Terrero logró hacer realidad el sueño infantil de muchos.
En primera instancia, ni siquiera pensó en emprender. El deseo de hacer feliz a una niña de dos años en medio del confinamiento se convirtió, para ella y su esposo, en un reto diario que evolucionó en juegos y soluciones más elaboradas.
“Con cajas de cartón construimos un área de juegos en la terraza; una casa, o mejor debería llamarle un escondite, un laberinto, todos hechos al trozo, pero sorprendentemente duraderos”, cuenta Hondal Terrero, graduada del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDi).
La escasez de juguetes y la imposibilidad de adquirirlos en el mercado nacional hizo que el reto fuera aún mayor. Así llegaron los pequeños formatos, con más detalles. Así llegaron los Cucus, los personajes protagónicos de Perro Sato, un emprendimiento especializado en el desarrollo de juguetes didácticos, de forma artesanal.
“Preparé casitas, sillas y Cucus para regalar a algunas amistades en sus cumpleaños. Ahí comenzaron las recomendaciones para que comercializara mis invenciones. Entonces podía vislumbrar la idea de emprendimiento”, puntualizó Gissel.
Una casita de muñecas convertida en libro, el cuento de la Caperucita Roja, un Paseo al Parque de los dinosaurios, o simplemente un Día en el museo, devuelven la vida a un trozo de cartón, regala sonrisas a un niño y unas horas de sosiego a sus padres.
—¿Por qué Perro Sato?
— Perro Sato como idea de marca existe mucho antes que el proyecto en sí. En aquellos años del ISDi nos asociamos con grupos de amigos para trabajar, hasta formamos un emergente grupo de diseño. Cuando sentimos la necesidad de nombrarlo, en una tormenta de ideas yo lancé Perro Sato. En ese momento nos reímos de ello y continuamos con otras propuestas, pero siempre guardé esa con mucho cariño.
Cuando me planteé crear Perro Sato como emprendimiento me vino como anillo al dedo. Nosotros tenemos en casa un perrito sato, muy cariñoso e inteligente, que nos ha acompañado durante 12 años. Ha sido esa especie de compañero constante, incluso en esos tiempos de improvisación con las primeras cajas de cartón. Nuestra niña también lo adora, pero ¿Qué niño no ama a un cachorrito? Así aspiro que los pequeños quieran a mis inventos.
Recientemente estrenaron un nuevo producto, los Cucumix. El juego no es más que una versión de las populares Cuquitas impresas sobre madera MDF al estilo Perro Sato, protagonizado por los Cucus.
Sobre la ampliación del catálogo, la joven emprendedora explicó que aún quedan muchos proyectos por realizar. “Ha sido curioso ver cómo se han ido desarrollando y enriqueciendo, han surgido nuevos, en paralelo con el desarrollo cognitivo de nuestra niña y sus necesidades”, añadió.
—¿Dónde las personas pueden encontrar sus artículos?
—Recientemente empezamos a colaborar con Matty Habana, una tienda ubicada en Obispo esquina San Ignacio, en La Habana Vieja. También me pueden contactar y hacer encargos mediante las redes sociales: WhatsApp (+53 5 2666162), Instagram (@perro_sato.art) y Facebook (Perro Sato). Algunas otras tiendas y emprendimientos se me han acercado para colaborar, y estoy trabajando para poder llegar a ellos. El acceso y la inestabilidad de materia prima les ha impedido desarrollar el emprendimiento a la velocidad que les gustaría. Como deseo futuro, aspiran lograr una cadena de producción estable, ampliar la variedad de juegos y mobiliario. Asimismo, tener más espacios para la comercialización.
“Y, si no es mucho pedir, llevar a Perro Sato hacia otras geografías. Muchos de nuestros Pop Ups ya han llegado a otros niños en el mundo. Trabajaremos para que los tengan al alcance en su cotidianidad”, destacó.
