De emprendedores a empresarios

Ni cortos ni perezosos muchos emprendedores cubanos ya se han puesto las pilas para transformar sus negocios en empresas, amparados bajo el Decreto-Ley 46 Sobre las micro, pequeñas y medianas empresas, recientemente aprobado en Cuba.

Dos de esos proyectos, VéloCuba y Adbimensional, ya están en condiciones de presentar sus iniciativas para tal fin, y en días pasados recibieron la visita del presidente cubano Miguel Díaz-Canel, quien refirió en su Twitter que ambos son “liderados por jóvenes con alta preparación y deseos de hacer por el desarrollo local y encadenamientos productivos”.   

Ahora bien, ¿qué cambios traería para ellos, concretamente, dar este salto? ¿Cómo se han preparado? Hasta ahora sabemos que los primeros pasos consisten en realizar la solicitud (online), esperar la validación del Ministerio de Economía y Planificación, hacer el depósito del capital social por los socios, contar con la escritura notarial y obtener el certifico del Registro Mercantil. 

Frente al proyecto Abdimensional, iniciativa de fabricación digital a partir de impresiones 3D, se encuentra el joven Abel Bajuelos Rizo, quien contó a Negolution sobre cómo se han preparado para dar el salto a MIPYME desde hace años a la par que se mantenían operando. “El mercado para servicios de fabricación a demanda (on demand) o fabricación como servicio, es incipiente en el patio, de hecho, es reciente en el mundo entero”, explica. De ahí que para su nueva empresa prevén “cambios que conllevan escalar en todo sentido: operaciones, capacidad instalada, infraestructura, etc.”.

Por su parte, el proyecto comunitario de ciclomovilidad VéloCuba, especializado en reparación, restauración, mantenimiento y renta de bicicletas, una vez se establezca como pequeña empresa aspira a introducir otros servicios como la venta de accesorios, pintura, mensajería y ciclos eléctricos. 

Aunque el proceso de trámites se espera transcurra de forma digital, los integrantes de Abdimensional han recibido apoyo y acompañamiento cercano de instituciones y la academia para evolucionar satisfactoriamente a esta forma de gestión. Estiman que los beneficios de este tránsito sean inmediatos ya que “dada la complejidad inherente y la capacidad de impactar diversos sectores de manera simultánea, el modelo de negocios que te comenté anteriormente no es funcional si no se desarrolla fuera de la figura del autónomo (TCP)”, aclara Abel Bajuelos.

Entre los puntos sobre los cuales debe trabajarse para que este nuevo actor económico tenga un despegue satisfactorio se cuentan una capacidad de importación mucho más ágil y expedita, el acceso a financiamiento y/o créditos de apoyo nacionales y, con intención de adquirir insumos externos, disponer de algún tipo de mercado de divisas.

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